¿Trabajas sin parar? Cuidado con la cultura del grind

Publicado por      19/05/2025     Psicología , Psicología Adultos    Comentarios 0
¿Trabajas sin parar? Cuidado con la cultura del grind

¿Hasta qué punto vale la pena estar siempre ocupado?

Vivimos en una época donde estar siempre ocupado se ha convertido casi en una medalla de honor. Decir “no tengo tiempo” suena totalmente normal, incluso puede percibirse como un símbolo de estatus. En este contexto aparece lo que hoy conocemos como la cultura del grind: un estilo de vida al que nos hemos ido acostumbrando, que promueve el trabajo constante, el sacrificio personal y la productividad como el único camino válido hacia el éxito.

Pero… ¿Realmente tiene sentido vivir así?

¿Qué es la cultura del grind?

La cultura del grind —también conocida como grind culture o hustle culture— hace referencia a esa presión, muchas veces interna pero también externa, que nos empuja a hacer más, trabajar más, aprovechar mejor el tiempo, y estar en constante movimiento.

Parte de la premisa de que, si no estás rindiendo o produciendo, estás perdiendo el tiempo. Este enfoque se refleja en frases que probablemente hemos escuchado (o dicho) más de una vez:

  • • Mientras duermes, alguien más está trabajando.
  • • Descansar es para los débiles.
  • • Haz lo que amas y no trabajarás ni un solo día en tu vida.
  • • No pares hasta que te duela.

Aunque en apariencia estas frases suenan motivadoras, en el fondo promueven un estilo de vida que puede llevarnos al agotamiento, la frustración e incluso a perder el sentido de lo que hacemos.

Las consecuencias de este estilo de vida

Aunque a simple vista este estilo de vida puede parecer efectivo y dar resultados visibles —como más productividad, reconocimiento o ingresos—, lo cierto es que tiene un costo personal alto cuando se mantiene en el tiempo. No todo lo que brilla es éxito real.

  • • Burnout o agotamiento crónico: Uno de los efectos más comunes es el agotamiento crónico o burnout. Vivir en modo “hacer sin parar” agota tanto física como mentalmente. El cuerpo se resiente, la energía se agota, y aparece el colapso: falta de motivación, fatiga constante, desconexión emocional. Es una señal de que hemos cruzado todos los límites.
  • • Ansiedad, estrés y presión permanente: Cuando la productividad se convierte en una obsesión, también lo hace la ansiedad. Nos cuesta desconectar, dormir bien o disfrutar del tiempo libre. La sensación de que “nunca alcanza” se vuelve permanente. Aparece el estrés crónico, el insomnio, el mal humor… y todo esto termina afectando nuestra salud mental de forma profunda.
  • • Relaciones personales deterioradas: El trabajo constante muchas veces va en detrimento de nuestra vida social y afectiva. Las relaciones con amigos, pareja o familia pasan a segundo plano porque “no hay tiempo”. Nos volvemos personas presentes en lo laboral pero ausentes en lo emocional, y eso genera distancia, soledad e incluso rupturas en vínculos importantes.
  • • Pérdida de identidad personal: Vivir solo para producir puede llevarnos a olvidar quiénes somos más allá del trabajo. Cuando todo gira en torno al rendimiento, es fácil perder el rumbo y dejar de lado lo que nos hace bien: hobbies, creatividad, espontaneidad, placer, juego. De repente, todo lo que no sea “útil” parece no tener valor.

El papel de las redes sociales

En esta dinámica, las redes sociales no solo reflejan el problema, sino que muchas veces lo agravan. Hoy en día, la productividad se muestra como un espectáculo público: rutinas perfectas, horarios exigentes, disciplina a toda hora. El problema es que eso genera comparación constante.

Sentimos que otros siempre están haciendo más, logrando más, siendo más. Eso nos lleva a exigirnos todavía más a nosotros mismos, alimentando una rueda que nunca se detiene. Y así, la insatisfacción se vuelve crónica.

¿Existe otra forma de vivir y trabajar?

La respuesta es . Cuestionar la cultura del grind no significa dejar de tener metas o ambición, sino empezar a buscar un equilibrio más sano y sostenible. No se trata de hacer menos, sino de hacer con más sentido y menos desgaste. Por ello, existen una serie de ideas para salir del “modo automático”:

  • • Redefine tu idea de éxito: no tiene que coincidir con la de los demás. Tu éxito puede ser más tranquilo, más humano, más libre.
  • • Pon límites claros: desconectarte del trabajo no es pereza, es autocuidado.
  • • Permítete descansar: el descanso no es premio, es necesidad.
  • • Escucha tus señalessi estás agotado, irritable o desmotivado, no lo ignores. Es momento de frenar.

No eres una máquina. Tu valor no se mide por tu productividad. Descansar también es avanzar. Si necesitas apoyo profesional para gestionar mejor tus emociones y hábitos, no dudes en contactar con nosotros. ¡Tu bienestar merece ser una prioridad!

¡Llámanos y pide tu primera sesión gratuita!.

Conoce más de cerca a Lucía Bórnez

Lucía Bórnez es Graduada en Psicología por la CES Cardenal Cisneros UCM. Colegiada M-39491.

Máster en Salud, Integración y Discapacidad , UCM.

Máster en Psicología General Sanitaria UAX.

Formación específica en:

• Curso experto en inteligencia emocional.

• Curso experto en duelo.

• Curso de experto en intervención en TEA.

• Curso de tratamiento en depresión y ansiedad.

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